miércoles, 30 de junio de 2010

Cinco días en Cerdeña

Cerdeña, sin lugar a dudas el paraíso. Un paraíso cercano donde todo mortal con un poco de sabiduría quisiera perderse. 
La isla es perfecta, y claro está que nuestra estancia allí fue perfecta. Tanto es así que las tres estamos ansiosas por volver, todas por diferentes motivos, algunos más carnales que otros, pero creo que a ninguna de las tres nos importaría demasiado escaparnos al paraíso.

La aventura empezó antes de despegar, a la pequeña marquesa le caducaba la documentación durante nuestra estancia, por lo que corría peligro su vuelta a casa, pero gracias a nuestro ingenio, los sabios consejos de varios policías nacionales y a que la azafata estaba aún mas dormida que nosotras todo quedo en unas risas.

Risas, muchas risas, creo que nos hemos alimentado de risas, esas que no engordan si no que adelgazan porque mitras ríes notas que detrás de esa bonita barriguita que tenemos  existe tableta de chocolate o también llamada reverso de tortuga, de eso nuestro querido amigo Andrea sabe mucho.

Nos reímos de nosotras, del hombre del mostacho de Sant’Anna, donde solo habitaban hombres con terribles mostachos y un cariñoso niño haciendo piruetas en su bici con música de fondo, delante de tres maravillosas mujeres que no paraban de reír y saludar. 
Creo que nos recordaran y sobretodo tendrán tema  para hablar los nativos del lugar, exceptuando claro a nuestros amigos Andrea y Luca, más conocidos como Andy y Luca, que tras comerse una rula media hora después de conocernos, nos olvidaron por completo, aunque tal vez estemos equivocadas.

Estoy segura que la cama del amor no será lo mismo sin nosotras, que el hombre del bar rezará para que volvamos, que la tortuga de Andrea se entrena para darse la vuelta, que el vecino no pone más al boss, que los días de Francesco no son lo mismo sin nosotros, sobretodo sin una, que el tío de las banderas sigue sin vender ninguna porque el día que fuimos ya no estaba, que las italianas van a cambiar sus zapatillas horteras Hogan por unas victoria de toda la vida.

De lo que estoy completamente segura que nadie se pondrá tacones para ir a ver "Miyagis"  que son Nuraghis; nadie robará una antena a un coche en la zona más Vip de la isla para ponérsela al coche de alquiler ,que no lleva antena de serie, pensando que alguien nos la había robado; que la cama del amor no tendrá Jazz a medianoche; que en ninguna playa nos miraran tanto por hacer top lees; ya nunca conduciremos igual y sobretodo nunca nada volverá a ser como antes de visitar el paraíso...

Dentro de nada volvemos...

1 comentario:

Birichina Piccola Bambola dijo...

Creo que lo mejor de todo, fue el gol que grite en el bar, dodne a nadie le importaba el futbol y el walkman de la locución en el avión.