Me siento a escribir con la certeza que hacerlo servirá para algo, tal vez simplemente para liberarme, reflexionar o compartir aquello que siento dentro.
Ser como soy me hace parecer vulnerable, abrirme sin reparos y vomitar todo aquello que tengo dentro, no esconder un as en la manga suele hacer llevar desventaja en este mundo de truhanes.
La valentía consiste en conocernos, en dejarnos llevar por aquello que se escapa a la razón, la probabilidad o a nuestras ideas predeterminadas.
Si yo fuera cobarde, no sería yo. Sería otra persona totalmente diferente a la que soy ahora y la que seré mañana.
Si fuera cobarde el miedo me paralizaría, pensaría que arriesgar conlleva la posibilidad de perder.
Si fuera como algunas personas que conozco no saldría ni a la calle, conozco personas que planifican cada movimientos de sus vidas para evitar riesgos innecesarios. Entre ellos el riesgo de sentirse vivo.
En la vida no sirven las tácticas o las estrategias y en los sentimientos menos. O por lo menos a mi no me sirven para nada. Tal vez solo me sirva la que reza Benedetti en su poema.
Mi lado pasional siempre hace lo contrario que mi lado racional, pero así soy yo.
Escupo palabras sin pensar, miro al vacío sin miedo al vértigo, me derramo en tus brazos y deshago con tus versos con la única intención de conocerte, de conocernos sin miedo.
